Otra vez... perdimos

Todo comenzó con indignación cuando el inspector de la CCSS se dio a la tarea de hacerme preguntas inquietantes. Su objetivo era sencillo: Obligarme a pagar más a la noble (y no lo digo en sentido irónico) institución una cuota mayor de mi Seguro de Trabajador Independiente. Bien hecho. Claro, que si me pongo a analizar los antecedentes de esta situación, los motivos de mi indignación serían comprensibles. No los revelo por un compromiso moral conmigo mismo. Bueno, el caso es que después de despotricar contra el inspector y al cabo de unos días en los que la indignación se transformó en decepción, no me quedó más remedio que decir al inspector: "Prometo ser bueno de ahora en adelante.. ¿Cuánto tengo que pagar? Y zas, la bronca se acabó. Perdí.

Comentarios