La carga de la prueba

Entonces, hablo con indignación. Yo Roberto tengo que probar que soy Roberto. Yo, que soy yo, tengo que demostrar que yo, soy yo. Yo inocente, tengo que probar que soy inocente.

Así salen: Un tipo me interpela en la tv, diciendo que una ley de mierda me obliga a actualizar mis datos en el BCR. Y lo que dice, con gran astucia, me deja pensando en que soy un rufián. “Cumplamos todos con la ley 8204” y señala con su índice al telepronter y yo me siento aún más culpable.

¡Qué mierda de sistema! ¡Qué absurdo! ¡Qué mal que tenga que cumplir! Entonces yo, el inocente, llevo la carga de la prueba. La ley esa, que tiene que ver con la legitimación de capitales y el narcotráfico, me pone, a mí, ciudadano inocente, a demostrar que no soy un narco.

¡Qué mal me pone! Me pone mal porque tengo que llenar un formulario estúpido… ¡se para el sol a verlo! Y además, aportar las susudichas pruebas de que yo, soy yo, y no soynarco.

Como además, soy trabajador independiente, no tengo orden patronal, así que me toca pagar a un tercero para que certifique que yo, soy yo, y que gano, lo que no gano…

Si a los bancos, o al gobierno, o a los gringos, les preocupa la legitimación de narcocapitales, que prueben ellos que yo soy el narco…

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